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domingo, 5 de enero de 2014

LAS ESTUPIDECES E INCONGRUENCIAS EN EL LENGUAJE DEL PERIODISMO DEPORTIVO DOMINICANO (béisbol)

MÁXIMO LAUREANO
Las emociones.

Un narrador de los Tigres del Licey, Juan José Rodríguez, se adelantaba al veredicto del juez y cantaba las bolas y los strikes, luego que el árbitro hacía la señal, este peculiar narrador que popularizó la frase “lluvia de gozo”, alegaba que el lanzamiento no le había gustado al umpire “ampaya”.
“Viene el lanzamiento strike, no bola, no le gustó al apmpaya”, es decir, que según el narrador, el conteo de bolas y strikes debía definirse por gusto, no por las reglas establecidas para tales fines.
Idelfonso Ureña, narrador para la cadena de televisión del Licey, cree que es un fanático de las llamadas gradas de pobres del Estadio Quisqueya, el jeque de las empresas Telemicro, cuando el Licey está delante, no solo se limita a decir los registros de las entradas y el total de la pizarra, que es lo que debería hacer, sino se despide con grito que se oye el cielo Liiiiicey…
Santana Martínez, a quien sigo desde que hacía una sección que él llamaba “el filetito deportivo”, en el canal 7 Cibao y lo admiro por lo agradable de sus conversaciones, narra los jonrones de manera distinta, por ejemplo, si es un palo de Héctor Luna, Martínez narra que la puso “amarrillita”, pero si la saca Juan Francisco, jamás dice que la puso “azulita”, o si la saca Mauro Gómez, no dice que la puso “rojita” y si es un al tablazo de Junior Lake, no dice que la puso “verdesita”, esto en referencia a la bola, cuando se aleja de la posibilidad de ser tocada por un guante de la defensa. 
Buenos ejemplos.

Siempre es admirado a Mendy López, porque pese a que conocemos es muy emotivo, es el más equilibrado narrando los batazos de vuelta completa.
Cuando Santiago Dolciné, narraba para los Gigantes del Nordeste, siempre destacamos como punto positivo la forma de narrar los jonrones, cuando de manera muy peculiar se le escuchaba en la radio decir, “se va poniendo chiquitita”, en alusión al momento en que la esférica con pespunte, se alejaba del terreno.
No hay bolas malas.

Resulta estúpido escuchar en televisión o radio, cuando el narrador de turno dice, dos malas y dos strike, las bolas son malas para el lanzador, pero son buenas para el bateador, porque lo coloca en ventaja, los strike son buenos para el lazador, por la misma razón, pero son malos para el bateador, entonces el español debe ser útil para que este narrador simplemente diga que el conteo de lanzamientos es dos y dos, los norteamericanos dicen two-two.
No caben más, cuenta completa.
Como fiel seguidor de los juegos del béisbol me resulta una barrabasada, oír y o a veces ver en televisión, “tiene tres y dos, no caben más, cuenta completa”, pero resulta, que sí falta un mínimo de un lanzamiento, si hay una definición este, porque si se producen uno, dos, tres o no se sabe cuántos batazos de “fao”, el narrador mantiene la costumbre de decir cuenta completa y no caben más.
Si no caben más como diablos es que luego hay otra acción. El béisbol es una creación de los norteamericanos-estadounidenses o al menos, han sido ellos quienes lo han explotado al más alto nivel de competición y mercado, por eso escuchamos tantas palabras anglosajonas en este deporte, pero que los narradores y comentaristas, no se han dignado en pronunciarla correctamente o traducirla, para que el pueblo que los escucha aprenda estos términos, como verdaderamente son.
La más famosa de estas palabras es sin duda “sei”, esto obviamente es una “aplatanamiento” de safe, que se traduce como seguro, a salvo.
Debe ser la única parte donde en referencia a los batazos, se habla de que pegó un hit, pero resulta que hit, en inglés es golpear o pegar, es decir, que cuando los narradores y los comentaristas, dicen que pegó un hit, está diciendo una mayúscula estupidez. 
El doble play.
El doble play, no necesariamente, decreta que se hicieron dos out, o lo que equivale a lo mismo dos fuera, porque play se traduce como juego, la acción de jugar, en español acción y movimiento, sería como doble juego o doble jugada, hasta aquí parece lógico, lo que no sugiere mucha inteligencia, es decir que no se hizo el doble play, porque uno de los corredores llegó a salvo o fue “sei”, lo que se ve aquí es, que si hubo doble play, pero solo se logró sacar un corredor, entonces sería correcto decir que hubo doble play, pero no se logró la doble matanza, asumiendo como válido que en el lenguaje deportivo matanza en este caso equivale a uno fuera. Ahora bien, si en la jugada, no hay un segundo tiro o una acción con la intención de sacar un segundo corredor, entonces no hubo doble play, claro esto si contamos las acciones por separado, a partir del momento en el cual el defensor de la base atrapa la bola, porque si contamos las acciones desde el lanzador, el batazo, la atrapada, más los dos tiros, entonces sería un quíntuple play, con dos corredores fuera, si se logra la doble matanza.
Carreras producidas y empujadas. 

Con frecuencia se oye a los narradores, comentaristas o analistas del béisbol hablar de carreras remolcadas, hasta donde sabemos remolcar es sinónimo de halar, arrastrar, lo más correcto sería decir carreras empujadas, porque no tiene lógica que el quien remolca camine detrás.
También se habla de carreras producidas, a menos que haya un jonrón con las bases limpias, no se puede hablar de carreras producidas para el bateador, porque en este caso la produjo y se empujó así mismo, pero si un bateador empuja corredores, es porque antes alguien llegó a las bases y para ellos debió batear o recibir un bono para ir la primera, como es el caso de una base por bolas u otras circunstancias del juego. Otro aspecto puede ser que un bateador llegue la primer por hit, se robe las bases restantes hasta anotar, ahí estaría produciendo por si solo una carrera, pero con la ayuda del coach, que le advierte cuando puede correr.
En definitiva, si un pelotero pega un jonrón con las bases llenas, no produce cuatro carreas, si no que empuja cuatro carreras, pero no produce las cuatro carreras, porque la producción es de los cuatro hombres que corrieron las bases
Nos creen estúpidos.

Para los narradores y comentaristas de las distintas transmisiones, los seguidores del béisbol somos los fanáticos más estúpidos, porque cuando hablan de las cifras, siempre las reiteran, por ejemplo, es una estupidez que un experto en análisis deportivos, diga que Carlos Peña, conectó 38 jonrones en la temporada y que luego agregue que le faltan dos para llegar a 40, o que Hámley Ramírez, tiene 95 carreras empujadas y a seguida aclarar que le faltan cinco para 100; y créame hay más ejemplos…
Los estilos son otra cosa.

Aclaro que estos ejemplos no tienen que ver con los estilos de los narradores y comentaristas, porque esto de los modos de describir las jugadas, es otro aspecto, por ejemplo, cuando el narrador Alberto Rodríguez, dice “le tiró tarde a una que llegó con el periódico”, para sugerir que el swin fue tardío, es algo muy peculiar, como el “recojan”, “lo bailó con swin” de Santana, Martínez y la atípica manera de Mendy López, de indicar que un lanzamiento está en el centro, es un estilo único escuchar a López, cuando dice, “ni alta, ni baja, ni afuera, ni adentro”.
Y que decimos de los sobrenombres que pones Riky Noboa, el peculiar narrador a quien se le oye decir “le tiró”, o el “Oh mi Dios” de Osvaldo Rodríguez Suncar, el "quítense del medio" de Franklin  Mirabal y que no se olvide el famoso “que pena debe de dar” y “anota flora”, de Papi Pimental, ya retirado de la narración deportiva. 
Estos son estilos de decir las cosas, no incongruencias como las descritas más arriba.

También hay más ejemplo, pero el artículo se haría muy largo.



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