MÁXIMO LAUREANO
No tenemos cronistas, pero las asociaciones deportivas así se identifican, es como una forma de ser distintos, que han encontrado los comunicadores, periodistas y enganchados a este oficio, de quienes no temo decir, asumen esta calificación como una denominación atractiva, por conveniencia, aunque su rol no sea cónsono con el nombre.
Son varias razones por la que mantengo mi posición de que al menos aquí en la República Dominicana, no hay cronistas deportivos y creo que en otros países tampoco, aunque en el caso de Santiago, se piense la época romántica de 1937, cuando se fundó lo que se conoce como Asociación de Cronistas Deportivos de Santiago (ACDS), tiempo en que habían hombres brillantes en la escritura y la comunicación oral.
El nombre no puede ser más claro, cronista, una persona que hace crónica, cuenta, describe hechos, redacta una información en base al relato y está claro que este no es el caso de los comunicadores que usted y yo conocemos, quienes se hacen llamar cronistas.
La palabra crónica, viene de la voz griega “khronos”, quiere decir, tiempo, estos escritos que se empezaron a usar en la época del Imperio Romano, para contar en un orden sucesivos hechos que le interesaban al emperador de turno, fueron sin duda una de las primeras herramientas del periodismo que vio la luz en un mundo que ya exigía informaciones.
Desde su origen las crónicas informativas, eran abundantes en descripción, contar cada detalle de un hecho, era lo esencial, contar en una crónica un hecho era un deleite cultural, tanto para el que escribía, como para el lector y no se puede obviar que se requería de un manejo adecuado del lenguaje para poder ofrecer detalles sobre un tema, porque un aspecto debe estar claro, no se escribía por escribir.
La primera razón por la que hoy digo y reitero que no hay cronistas para temas de deportes, es porque los medios escritos de los que hoy disponemos para la difusión de los hechos deportivos, no cuentan con el espacio que requiere una crónica. También se ven agobiados por el factor tiempo, determinante, y usted como lector se podría preguntar, que periódico de este tiempo, estaría en la disposición de contar un evento deportivo con todos los detalles que conlleva una crónica, en mi caso, yo fuera feliz, si la encontrara en los periódicos, sobre todo los locales y mucho más feliz, si algunas de estas empresas me contrata para redactar crónicas de juegos de béisbol, por ejemplo, que es el área deportiva que más domino, por los aspectos que ya he descrito lleva una crónica, lo del pagó seguro sería un cheque a quien porta.
Solo imagínese que medios alternos como Acento.com.do y maximaureano.net, hagan una crónica de cada juego del torneo invernal-local o de las grandes ligas, o que medios tradicionales como El Listín Diario, Diario Libre, El Caribe, El Día, El Nuevo Diario, La Información y El Nacional, se inclinen por escribir una crónica de cada juego, ¿cuánto espacio necesitarían?
Es por esto que no se puede hablar de cronistas deportivos, cuando nos referimos a profesionales y a veces sobrevivientes no profesionales que apenas hacen notas breves para informar la novedad de un juego o evento deportivo.
El otro aspecto que justifica que no se puede hablar de cronistas deportivos, es que mucho de los enrolados y enroladas en este oficio apasionante, no tiene idea de lo que es una crónica, esto quiere decir, que menos la sabrá hacer.
Estos ejemplos de espacio y tiempo que exige la industria de la información en la actualidad, no solo se acuña a los medios escritos, la radio y la televisión, tienen el mismo problema.
Con responsabilidad digo que aunque entre los comunicadores y periodistas que hacen trabajos para describir eventos deportivos, hay personas con un buen nivel de preparación profesional, que bien podrían redactar una crónica, pero no se engañe, hay una camada de muchachos y muchachas nuevos, nuevas, enganchados y enganchadas a la modernidad, quienes no están en capacidad de redactar una crónica, porque lo que saben es repetir resultados de juegos que buscan en los periódicos y procuran en la radio, televisión y la Internet, por eso sus análisis son pura cháchara, es como si repito y no sabe que repito, mi lector o espectador cree que yo sé y con eso basta.
Amén de algunos periódicos que luego de una nota simple para informar sobre un juego de béisbol, agregan un sumario con detalles de cómo anotaron los equipos las carreras, usted no verás jamás algo que le recuerde una crónica en los medios informativos modernos, debe saber usted que ese sumario es apenas un detalle entre tantos que debe tener una crónica.
Cronista suena más bonito, pero el cronista en término práctico no existe, deberían llamarse periodistas deportivos, los y las que califiquen, porque no todos están en ese rol.
Con la admiración de gente sagrada como Cuqui Córdoba, Tomás Troncoso Cuesta, Fernando González Tirado y otros ya extintos como Jhonny Naranjo, Max Reynoso, Félix Acosta Núnez, Lilin Díaz, Billy Berroa, hoy nos vemos en la faena de soportar a un grupo de improvisados y “buscavidas”, digan que son periodistas deportivos y lo que es peor se autodenominan cronistas, solo porque la Liga de Béisbol Dominicana (LIDOM) u otra institución, le da un credencial para ver los juegos gratis y beber romo en un departamento de prensa.
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