Eugenio Taveras
Santiago, centro del corazón de la Región Cibao Central, vuelve a ser temblar las apetencias políticas de los candidatos del PRD que una vez más irán tras el solio presidencial, uno por primera vez: Miguel Vargas Maldonado, y el otro por tercera vez: Rafael Hipólito Mejía Domínguez, quien ocupó la presidencia en el cuatrienio 2000-2004 e intentó quedarse para 2004-2008.
Las aspiraciones del Guapo de Gurabo quedaron frustradas por el hoy repetitivo y con intención de seguir: Leonel Fernández Reina, pero esta vez con una diferencia muy marcada: la oposición es generalizada y el actual gobernante se encuentra en el ojo del huracán, amén de que la economía del país atraviesa por un momento caótico, sin precedentes en la historia republicana, por culpa del manejo deshonesto que le dispensan todos los gobiernos que mi razón tiene derecho a recordar y los que por historia han llegado a mis oídos, esta vez acompañada de una crisis a nivel mundial.
La crisis económica, política y social por la que atraviesa la República Dominicana coloca entre la espada y la pared a cualquier candidato con aspiración presidencial, por la pérdida de credibilidad que ellos mismos se han agenciado en el discurrir de los años y por los ofrecimientos incumplidos vociferados en tiempo de campaña y que una vez en el poder hacen todo contrario.
El regreso de Hipólito Mejía, con su slogan: “Llegó Papá y llegó con el loco Fermín”, a la política vernácula, despiadada y poco honesta que nos gastamos los habitantes de este terruño, masacrado por los buitres manejadores del pastel público, repartido a discreción por los que llegan a las alturas del poder, nos da una mísera idea del contubernio que se cuece en la mesa donde se sientan juntos todos los que intervienen en esa repartición.
La susodicha mesa es donde se trazan las líneas a seguir, una vez terminada la contienda, porque gane quien gane deberá devolver hasta el más mínimo centavo desperdiciado en campaña (dinero sacado de las costillas de los que pagamos los impuestos) y con la condición de no tocar la figura honorable del saliente, porque resulta contraproducente enlodar la honestidad de los que cargan con el santo, el altar y la limosna pertenecientes a todos y cada uno de los que habitamos este vilipendiado pueblo.
Miguel Vargas, que no es presidenciable, tiene todas las características de un gran gerente, y así lo demuestra la fortuna que maneja a nivel de sus prósperas empresas, recibe todas las dádivas del actual gobernante, pues, sus equipos de construcción, posiblemente, únicos en el país, están el servicio del derroche de dineros improductivos por los predios de Santo Domingo, le importa un carajo la situación por la que atraviesa un noventa por ciento de los habitantes de mi pueblo, tu pueblo, nuestro pueblo.
La convención del 6 de marzo no aportará nada nuevo en beneficio de los que esperamos que las cosas tomen un giro distinto, como tampoco aportarán las del Partido de la Liberación Dominicana y Partido Reformista Social Cristiano, porque a fin de cuentas, lo que busca cada grupo es alcanzar el poder para engrosar sus arcas personales, con la seguridad de que no será tocado ni con el pétalo de una rosa, una vez haya saqueado el erario de la nación.
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