MÁXIMO LAUREANO
El amor de los dominicanos por las cosas extranjeras, que lo hace creer que todo lo de otro es bueno, pero que en su patio, las cosas tienen que ser distintas, así no más, ¿por qué?, porque sí.
En 2011, los Medias Rojas de Boston, perdieron un juego decisivo contra los Orioles de Baltimore, mientras los Yankees de Nueva York, perdían en entradas extras, un juego contra los Rays de Tampa Bay, con un jonrón de su tercera base Ivan Longoria.
Con este juego los Rays pasaron a la post-temporada, se quedarían los Medias Rojas, con excepción de mi compañero de programa, Rafael-Fellito-Ortiz, quien para mantener su condición de “cuerdero”, me dijo que ese juego se lo habían dado los Yankees a los Rays, no se armó un debate, como el que se ha desatado aquí, a raíz del resultado del juego Licey y Escogido, del viernes 17 de enero del 2014, en el Estadio Quisqueya, del Ensanche La Fe, Santo Domingo, Licey ganó 6-1.
El debate propiciado por los periodistas del área deportiva y fanáticos de las Águilas, quienes aspiraban a un triple empate para garantizar su derecho a vender boletas, más allá del viernes, es que Escogido regaló el juego a su compañero de casa, Los Tigres del Licey.
Es como si el Licey, un equipo con 22 coronas nacionales, 20 coronas LIDOM y 10 Series del Caribe, no tuviera capacidad para ganar un juego decisivo, como si el equipo hubiera llegado a un registro de 8-9, porque el Escogido le favoreció todo el camino, las Águilas solo podían mantener sus aspiraciones si Licey perdía, de lo contrario, estaban en una posición poco común en cualquier competencia, porque si perdían, se quedaban fuera y si ganaban (que vaina) también se quedaban fuera y eso a los fanáticos les duele.
Licey por el contrario, aún perdiendo, tenía chance, con una derrota de los Gigantes, en aquel juego donde los faroles del Estadio Julián Javier, en San Francisco de Macorís, se apagaron y no fue hasta que pasó el juego de la capital, que los técnicos hicieron el milagro del Génesis “y se hizo la luz”.
El Escogido, como era de esperarse, bajó la marcha y terminó perdiendo los dos últimos juegos del llamado Round Robin, pero extrañamente, mantuvo algunos de sus estelares, en el terreno, es el caso de Carlos Santana, jugador regular en las Grandes Ligas, pero pocos se han detenido a pensar en que Licey no tuvo un mal desempeño, sus lanzadores hicieron buen trabajo, con excepción de dos juegos en el Estadio Cibao, con registros de 14-3 y 10-1, los Trigres del Licey, tuvieron más de la mistad de sus juegos ganados por pocas carreras.
¿Quería el Escogido enfrentar al Licey y no los Gigantes, para ahorrar pasajes, para tener mejores números económicos, pensando que de toda manera ganarán la Serie Final, porque ganaron las serie interna a sus compañeros de estadio?
¿Obvió la directiva del Escogido, que Licey, por ser un equipo ganador, no se puede cantar en su victoria, a pesar de los buenos resultados de los rojos en las últimas series finales?
¿Olvidó el Escogido que en una serie final, hay posibilidad de hacer nuevas contrataciones y talvez, conseguir un buen refuerzo de los equipos descartados?
Todas estas preguntas quedan por responder y yo agrego, que un equipo ganador con un bate como el de Juan Francisco y un cuadro que tiene a Erick Aybar, Emilio Bonifacio y la veteranía de Anderson Hernández, con experiencia de series finales, no es para regalarle juegos.
No resto méritos a los Gigantes, es un equipo con gran crecimiento y con una plataforma para ganar, pero no es el equipo de correrle para enfrentarse al Licey.
Yo vi al Licey favorito, por la forma en que jugó y ganó juegos cerrados, atento a sus lanzadores de experiencia de Grandes Ligas, como Juan Carlos Cruz, Carlos Mármol y otros y por el bateo oportuno de Juan Francisco y Erick Aybar y sobre todo porque los números dicen que ha sido superior al Escogido en series finales. Esto no quiere decir que esto no cambie, porque nosotros los que nos creemos expertos, no estamos en el terreno.
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