Rosita Moya, residente en La Chancleta Moca. |
MOCA, República Dominicana.- Rosita Moya coloca todas las noche un soporte en su puerta, para poder cerrarla, luego de que agentes policiales que buscaban a su hijo la rompieran y la despertaran apuntándole a su cabeza con dos fusiles en la madrugada del miércoles 22 de enero del 2014.
El hijo de Rosita es José Reyes Moya (Chuchú), uno de los implicados en el rapto, presunto secuestro y asesinato de Ramón Antonio Sánchez (Monzo).
El hijo de Rosita es José Reyes Moya (Chuchú), uno de los implicados en el rapto, presunto secuestro y asesinato de Ramón Antonio Sánchez (Monzo).
Misterio.
El abogado Víctor Sánchez, quien defendiera la inocencia de su hermano Julio César Sánchez, en varios programas de radió y televisión y por otros medios, ha censurado las versiones policiales sobre el caso de su padre, y ha decido no hablar más sobre el caso.
Sánchez dijo que no hablaría más, porque le habían aconsejado no tocar más el tema en público.
El profesional del derecho afirmó el lunes 03 de febrero del 2014, mientras salía de su oficina en Moca, que en apenas unos tres o cuatro días se originarían informaciones muy contundentes y claras sobre el hecho. También dijo que si se determinaba que su hermano era responsable del hecho, no lo apoyaría.
El misterio, el dolor y la impotencia cubren la desaparición del comerciante Monzo, del distrito municipal José Contreras, de Villa Trina, Moca. Las opiniones se dividen en torno al manejo que ha dado la Policía al caso.
Algunos de los vecinos de la casa de Monzo, ubicada en el centro la comunicad de Villa Trina, se cuestionan en relación a cómo pudieron raptar al comerciante, siendo su residencia un lugar seguro, en el cual no se rompió un alfiler.
Otras interrogantes surgen en cuanto a la cercanía de un cuartel de la Policía, a unos 50 metros, frente a la vivienda de Monzo.
Por otro lado han aflorado las denuncias de torturas a los implicados, ya confirmadas por las evaluaciones forenses del Inacif. Pero el procurador fiscal de Moca, José Aníbal Carela, afirma que no es prudente hablar del caso, sino esperar que se cumpla con el proceso de la investigación.
Dolor e impotencia
Con sus ojos que solo reflejan tristeza e impotencia por lo ocurrido en su casa la madrugada del miércoles 22 de enero del 2014, Rosita Moya afirma que se le violaron todos sus derechos y se cuestiona sobre la acción policial.
Suspira y agradece a Dios el hecho de no ser hipertensa, lo que a su juicio le ha salvado de una muerte abrupta por la angustia que está sufriendo. Asegura que si su hijo es responsable del caso del comerciante o de cualquier otro hecho, debe dar la cara, pero defiende la posibilidad de su inocencia.
“Cuando ese palo cayó al piso, fue que yo desperté y cuando yo me tiro al piso, que prendo la luz, veo a los dos policías apuntándome con los dos rifles. Y digo: ¡Dios mío qué pasa! Ellos decían: ¿y su hijo y su hijo? Y yo les dije: ¡no sé, porque él no vive aquí!”, narró Rosita Moya, quien agrega que la presencia de los agentes y su actitud violenta provocó de nerviosismo a uno de sus nietos, que duerme con ella y a quien no pudo mandar a la escuela en varios días.
En la conversación con el equipo de Acento.com.do, Rosita Moya afirma que su hijo,de 44 años de edad, conoce a los demás implicados en el rapto y presunto secuestro y asesinato del comerciante Ramón Antonio Sánchez (Monzo). Pero explica que ella no tiene idea de quién es la persona que está desaparecida.
“Yo ni a Villa Trina, conozco”, afirma Rosita Moya. Detalla que su hijo fue torturado, denuncia que ya fue comprobada en el informe del médico legista del Inacif, Norberto Polanco.
“Lo que yo digo es ¿por qué darle tantos golpes?, yo no lo he visto, porque no tengo valor para verlo, la madre de esos dos niños (nietos) fue que lo vio. Ella dijo que hasta del mofle (muffler) de una guagua lo pegaron, y por allá, cuando estaban por Villa Trina lo colgaron de un árbol y un señor salió en su defensa”, contó Rosita Moya, entre lágrimas.
“Yo pensaba que eso solo existía en los tiempos de Trujillo, que hoy no, con la democracia que estamos viviendo”, afirmó Aura Ruiz, una vecina de Rosita, que llegó hasta su casa en la comunidad de La Chancleta, para solidarizarse, por el trauma que vive la madre del apresado y enviado a prisión preventiva por nueve meses, por orden de la jueza Rosa Molina, del distrito judicial de Moca.
Ana Iris Salcedo, residente del barrio San José en Moca, es la madre de José Antonio Polanco Salcedo, de 39 años de edad, habla de las torturas a su hijos y los demás apresados, quienes según cuenta, los llevaron una finca, luego de su apresamiento y que ella los vio llegar en condiciones deplorables a la sede policial de Moca.
Iris dice que los tres agentes policiales que se llevaron a su hijo lo conocían y que éstos estaban acostumbrados a hablar con él, compartir y hasta lo llamaban por el mote de “Loco”. Con este nombre llamaban a Polanco Salcedo sus amigos cercanos.
Adolorida por los traumas que asegura ha pasado su vástago, Iris cuenta que los agentes fueron a buscar a su hijo, con la excusa de que tenían mucho que no lo veían y que necesitaban hablar con él.
Iris cuenta que su hijo, quien está preso en el Centro Penitenciario de Rafey, en Santiago, le llamó y le confirmó que fue torturado al extremo de evacuar en la ropa, y que además permaneció varios días con los testículos hinchados por los golpes que le dieron los agentes.
Previo a su apresamiento, Polanco Salcedo había tenido problemas por las ventas de unos “puercos” y fue detenido por ese caso, pero liberado algunos días después.
Tanto Iris como la esposa de su hijo, Olga Taveras, identifican a los policías que se llevaron a su hijo como Torres y Minaya.
“Si él cae preso por un delito que ha cometido, yo me siento conforme, pero como yo sé que mi hijo no ha cometido ese delito, me siento mal, porque está cogiendo la cárcel injustamente, hay que buscar el verdadero matador si es verdad que está muerto (Monzo)” dijo Ana Iris Salcedo.
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