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miércoles, 19 de junio de 2013

IGLESIA IMPONE LA LEY DEL SILENCIO EN JUNCALITO, NADIE HABLA DE VIOLACIONES DEL PADRE ALBERTO

Poblado de Juncalito, en la Cordillera Central.
JUNCALITO, Santiago.-A 21 días del viaje a Polonia del padre Wojciech Gil (Alberto), de la parroquia San Antonio de Padua, del distrito municipal de Juncalito,  el silencio y el temor se han apoderado de las personas que en principio denunciaron que el cura había violado sexualmente a decenas de niños.
Quienes habían denunciado los hechos del párroco de nacionalidad polaca,  de pronto argumentan que ya no les interesa tocar ese tema.
Y quienes desde el principio guardaron silencia, ahora se muestran más temerosos y huidizos, según pudieron comprobar reporteros de Acento.com.do.

“Ya yo solté  eso en banda, no voy hablar más de ese tema,  yo solo hice la denuncia y ya”, expresó un funcionario de la Junta Distrital de Juncalito, quien había denunciado las violaciones sufridas por  los menores.
“Allá no se habla de eso, la Iglesia  ha dijo que no quiere más escándalos”
Es el mismo funcionario que hace 18 días acusó a los ministros católicos de ser irresponsables  por no auxiliar a las víctimas de las violaciones sexuales y sobre todo por no dar la cara en el problema que ha originado traumas en la comunidad serrana, ubicada a 47 kilómetros del centro urbano de Santiago de los Caballeros.
Mientras prima el silencio en Juncalito, se espera por el resultado de las investigaciones del Ministerio Público.
Cuando el caso se hizo público, el Ministerio Público de la provincia de Santiago hizo acopio de algunas posibles evidencias, entre éstas prendas íntimas de vestir femeninas que estaban en las habitaciones del sacerdote, según trascendió a los medios de comunicación en esos días de finales de mayo.
Una fuente consultada este martes por Acento.com.do confirmó que cómo el silencio y el temor reinan hoy en Juncalito, una comunidad una tradicionalmente alegre y que vivió una especie de luto  colectivo tras  el escándalo desatado por las denuncias a partir del 28 de mayo del presente año.
“La situación ha cambiado. Ahora lo que hay es una mudez generalizada, impuesta por la Iglesia, que ha decretado que no se hable más del tema, porque no quiere más bochornos”, explicó la fuente que también pidió no revelar su identidad por temor a ganarse la enemistad de sus compueblanos y de la Iglesia Católica.
Tras la salida del párroco Wojciech Gil (Alberto), las misas y otras celebraciones son oficiadas por el diácono y presidente de asamblea, Sergio Rodríguez.
“Allá no se habla de eso, la Iglesia  ha dijo que no quiere más escándalos”, dijo otra fuente.
Por otro lado, trascendió que al menos dos de los niños que habrían sido violados sexualmente por el sacerdote han sido llevados a Santiago para recibir orientación sicológica.
Agregó que  los pocos feligreses y ciudadanos en general que se atreven a  tocar el tema lo hacen con mucha discreción, porque la sola mención del sacerdote está “vedada” en Juncalito.
“Siempre dijimos, si viene es mentira, pero si se queda, las denuncias son ciertas.. y él no volvió”, expresó Winston Rodríguez, quien  fue entrevistado el 01 de  junio del 2013, en los alrededores de la  parroquia San Antonio, en Juncalito.
El planteamiento del Rodríguez cobra sentido en estos momentos en que la iglesia ha decretado silencio total.
Los vecinos de la parroquia San Antonio de Padua, confirman que el cura polaco tenía a 180 niños  bajo su cuidado con la anuencia de las familias, que confiaron a ojos cerrados en el pastor de almas.
“Es penoso, la comunidad creía en él, pero dañó con los pies, en un día, lo que había hecho con las manos en varios años”, aseguró Rodríguez,  hace  más 19 días.
Entre los moradores del distrito municipal de Juncalito, uno de los puntos más alto de la Cordillera Central, con un nivel de vida por encima del promedio en las comunidades rurales, la gente vive el dilema de su lealtad a la Iglesia Católica y la indignación por los delitos que se atribuyen al cura (pecados, para los creyentes).

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