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lunes, 3 de junio de 2013

Y EL PREMIO ES… UN VIAJE A POLONIA

Sergio Rodríguez, diácono, oficia una misa.
JUNCALITO, Santiago.-El distrito municipal de Juncalito, una comunidad tradicionalmente alegre, que se preparaba para sus fiestas patronales del 4 al 13 de mayo, hoy vive una especie de luto  colectivo.
Todo porque este pueblo, de profunda fe católica, se siente golpeado y traicionado por el sacerdote al cual las familias confiaron la formación espiritual de sus niños y niñas, y hoy es acusado de violación y otros abusos sexuales contra decenas de menores.

El padre Wojciech Gil (Alberto), de nacionalidad polaca, abusando de la confianza de las familias que le confiaron sus hijos, se daba la gran vida con los menores, durmiendo con ellos, llevándolos a la playa y hasta de viaje a Europa a todo costo.
Hasta los más fieles expresan dudas
“Siempre dijimos, si viene es mentira, pero si se queda, las denuncias son ciertas.. y él no volvió”, expresa Winston Rodríguez, un fiel católico que no puede esconder el dolor por los hechos que se atribuyen al sacerdote.
Los vecinos de la parroquia San Antonio de Padua, confirman que el cura polaco tenía a 180 niños  bajo su cuidado con la anuencia de las familias, que confiaron a ojos cerrados en el pastor de almas.

“Es penoso, la comunidad creía en él, pero dañó con los pies, en un día, lo que había hecho con las manos en varios años”, asegura Rodríguez, que  como otros tantos en la comunidad serrana no salen del asombro.
Rodríguez es padre  del un adolescente, que también participaba en las actividades con el clérigo, pero aclara que no le permitió  salir a los viajes a ríos y playas.
“Yo le decía, eso no, si usted quiere ir a la playa yo lo llevo”, sostuvo Rodríguez.
Asombro, indignación y defensa
Entre los moradores del distrito municipal de Juncalito, uno de los puntos más alto de la Cordillera Central, con un nivel de vida por encima del promedio en las comunidades rurales, la gente vive el dilema de su lealtad a la Iglesia Católica y la indignación por los delitos que se atribuyen al cura (pecados, para los creyentes).

Abundan  las reacciones de asombro, indignación, incertidumbre e incredulidad.
Algunos argumentan como el bíblico Tomás, “ver para creer”, pero lamentan lo sucedido y esperan por las pruebas que confían arrojarán las investigaciones de las autoridades del Ministerio Público.
“El que esté libre de pecado que lance la primera piedra”, declaró una señora que reaccionó rápidamente al ver a los reporteros, y al alejarse sólo se identificó como Lilia. Doña Lilia es una fiel católica que se resiste a creer que son ciertas las denuncias contra su sacerdote.
En general, la gente de Juncalito se nota golpeada, lacerada en su corazón, según pudo comprobar el equipo de Acento.com.do, que recorrió la comunidad  serrana para conocer el impacto de los hechos denunciados contra el sacerdote polaco.
"Mientras más lealtad demostraban los niños, más premios y favores recibían de su sacerdote. Hasta les costeaba un viaje a Europa, específicamente a Polonia", tierra natal del cura, afirman los juncaleños
Como doña Lilia, son muchos los que asisten con regularidad a la iglesia San Antonio de Papua, y que sufren lo que ha ocurrido. Para ellos, “la gente habla mucho”. Por eso doña Lilia prefiere esperar el desarrollo del proceso de investigación antes de tener una opinión definitiva.
La dama se niega a alargar una conversación sobre el tema, pero es precisa al señalar que no puede  asegurar que las versiones  surgidas en los últimos días sobre el sacerdote sean ciertas.
En Juncalito, una comunidad católica, casi en su totalidad, no faltan quienes alegan de manera tajante que las  acusaciones contra el pastor son falsas.
Muchos de los feligreses creen que las acusaciones, podrían estar fundadas en la “envidia de personas que buscan sacarlo de la iglesia”, aunque no dejan claro quién o quiénes tendrían interés en que Wojciech Gil (Alberto) salga de Juncalito o de la Iglesia Católica.
Quienes defienden al cura polaco resaltan que, al margen de lo que se diga hoy sobre su comportamiento, en los seis años que tenía en parroquia había hecho mucho por la comunidad, al punto de que algunos sostienen que es el mejor sacerdote que ha tenido la zona serrana.
Otros hablarán
Alcedo, denunció al cura por el caso de su hijoUn ciudadano que sólo se identificó como Alcedo, se querelló formalmente contra el sacerdote. Su hijo, de 15 años de edad, contó a la profesora Selenia Familia, de la escuela, Félix A. Almonte, lo que ocurría con el párroco.

Se ha mencionado el caso de otro niño, de 11 años, hijo del señor El querellante, es Ramón Bonelly, padre de un infante de 11 años de edad, a quien su hijo habría contado que el sacerdote le manoseaba sus partes íntimas y que lo acostaba en su cama, entre otros hechos. Pero se desconoce si formalizó la querella.
Por su parte, el señor Alcedo, cuya vivienda está separada de la iglesia sólo por una calle, reveló que son muchos los niños afectados por la situación, pero que la mayoría de los padres no ha querido hablar. El silencio podría deberse a presiones, a “lealtad” hacia la iglesia u otras razones. De todas maneras, se habla en el pueblo de que en los próximos días, se formalizarán otras querellas.
Una creyente ruborizada
Lidia AlbaLidia Alba (no confundir con doña Lilia), es vecina de la iglesia y del ciudadano que se querelló contra el sacerdote.

Expresa que, como la mayoría de los ciudadanos, se ha quedado pasmada con el caso.
Afirma que por el comportamiento del padre y el trabajo que ha hecho en la  comunidad, “que ha sido ejemplar”, le cuesta creer lo que se ha denunciado.
No obstante, las versiones de que las autoridades habrían  encontrado prendas  íntimas de vestir de ambos sexos y otros objetos que probarían las denuncias, siembra la duda en doña Lidia Alba.
Con dolor de quien se siente traicionado, lamenta la situación y se resiste a creer todo lo que se ha denunciado.
Olga, hija de Lidia Alba, integrante del coro de la iglesia, advierte que aunque se compruebe que todo ha sido una mentira, ya nada será igual alrededor del sacerdote y de la parroquia de Juncalito. “Nadie volvería a confiar en algún sacerdote, y menos si es polaco”, expresa la joven creyente.
Y el premio es.. un viaje a Polonia
El padre Wojciech Gil (Alberto) sabía cómo ganarse el cariño y la confianza de niños y adolescentes, sobre todo de los varones.
"Mientras más lealtad demostraban los niños, más premios y favores recibían de su sacerdote. Hasta les costeaba un viaje a Europa, específicamente a Polonia", tierra natal del cura, afirman los juncaleños.
El padre Wojciecj Gil (padre Alberto)
Varios moradores de Juncalito, que hablaron con Acento.com.do de manera anónima para no disgustar a sus amigos y parientes católicos, confirmaron que el sacerdote acostumbraba viajar a su tierra natal con uno o varios niños, incluso los monaguillos. “En esos viajes dormía con algunos de los menores”, se comenta por lo bajo.

En su último viaje el padre se llevó a dos de sus monaguillos. Quienes defienden al cura dicen que la elección de unos en lugar de otros, habría despertado celos en los “despreciados”, razón por la cual uno de ellos habría hecho la denuncia.
El sacerdote debió estar de regreso en Juncalito el martes 28 de mayo, pero solo retornaron los dos menores (de los cuales se ocultan los nombres por razones legales) y el adulto Braulio Tavárez, que los acompañó en este viaje.
Irresponsabilidad de la iglesia
Casa curial e iglesia de JuncalitoEl  vocal de la Junta Distrital de Juncalito, Roberto Rodríguez,  una de las primeras voces que denunció las agresiones sexuales del sacerdote polaco,   acusa a los representativos de la Iglesia Católica de irresponsables y no dar la cara en la comunidad.

Según el funcionario municipal, los niños víctimas del abuso sexual del cura han sido afectados por traumas sicológicos y requieren de ayuda profesional.
“Nadie de la iglesia ha dado el frente a la situación”, afirma Rodríguez, quien agrega que la comunidad se siente engañada por predicador católico.
A esta voz se unen otros moradores de Juncalito, que exigen que además de la expulsión del padre de la congregación sea sometido a la justicia para que respondan por las acusaciones de agresiones sexuales a decenas de niños.
Silencio
Aunque el diácono de la iglesia, Sergio Rodríguez, había dado algunas declaraciones, este sábado 01 de junio, cerró las puertas de la casa parroquial cuando se percató de la presencia del equipo de Acento.com.do.

En horas de la tarde se ofició una misa especial para la celebración de una boda, y algunos de los feligreses trataron de impedir que los reporteros de Acento.com.do entraran  al templo para filmar algunas imágenes. Un joven leal a la iglesia amenazó con “sacar” del templo a los periodistas.
En la comunidad hay voces que afirman que el diácono Sergio Rodríguez sabía de lo que estaba ocurriendo con los menores, pero entró en complicidad con el cura. Unos dijeron que el diácono es fanático católico, y no querría “hacer daño” a su iglesia, otros que es muy amigo del cura, y otros que dicen que simplemente protege los beneficios personales que obtiene de su lealtad al sacerdote. Sobre estas acusaciones el equipo de Acento.com.do quería obtener las versiones del diácono, pero éste no quiso recibir a los periodistas.

Colaboración: José Manuel Castillo, Evelin Valdez, Darlyn Laureano y Francis López.

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