MÁXIMO LAUREANO
Tras una victoria de las Águilas ante Licey en el Estadio Quisqueya, con margen de 7-5, el domingo por la tarde-noche, el entusiasmo de los fanáticos del equipo cibaeño, subió al nivel máximo.
Esta magia fue traída al Estadio Cibao, donde este lunes 10 de noviembre, día en que los dominicanos celebraron el feriado de los 170 años de la primera Constitución, cuya fecha oficial era el jueves 06.
La pasión por el juego y las “cuerdas” acostumbradas de los aficionados de uno y otro bando tomaron el pulso del día que cerró con una noche de regocijo como si tratara de en juego de serie final, con el triunfo de las Águilas 6-4, el segundo seguido a sus principales rivales de la pelota nacional.
En el terreno una muchedumbre solo atinaba a vociferar y disfrutar el juego, fuera de de la grama y las líneas de cal, el llamado mercado negro, vendía las boletas al precio que la emoción y el bolsillo del fanático resistía.
Los cubículos de las boletas controlados por los vendedores libres, mientras los fanáticos se adelantaban en las filas para adquirir las entradas para el espectáculo.
Dentro del Estadio, los pasillos atestados, con excepción del parco de la clase media alta de Santiago, allí agentes policiales celaban el área para que no se interrumpiera la visibilidad a los privilegiados de la élite.
Entradas tras entradas (ining), una y otras estrategias no dejaron espacio para la calma, los fanáticos exhibían banderas, camisetas, gorras y otros fetiches de sus equipos. La mascota de las Águilas, el Aguilita, también montaba sus muestras de artista.
La euforia llenó el estadio, un reporte no oficial establece que la asistencia estuvo sobre las 19, 000 personas.
El jugador veterano Manny Ramírez, quien juega a su forma y sin trabas, puso la mejor nota al juego del lunes por la tarde-noche, con su estacazo de tres carreras, en la octava presentación.
En el cuarto ining, el ex Grandes Ligas puso los nervios de puntas a los presentes, pero sobre todo al lanzador de los Tigres del Licey, Randall Delgado, quien protagonizó con el veterano una guerra de estrategias, que ganó Manny Ramírez, con una base por bolas, tras permanecer unos 10 minutos en el turno.
“Llegó papá”, pero no era el ex presidente Hipólito Mejía, era la frase de los liceístas cuando bateaba Juan Francisco, bateador poderoso que copila dos jonrones contra las Águilas, en las primeras fechas del torneo. Francisco esta vez no pudo rendir para los Tigres del Licey.
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