MÁXIMO LAUREANO
La reelección presidencial no es mala porque lo diga una persona que no esté a favor de las intenciones del actual presidente de la República, Leonel Fernández Reyna, ni porque lo diga Danilo Medina, que es el único que aspira a destronar al mandatario, en el Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Los demás están metidos en proyectos sin razón de ser, porque nadie puede alcanzar una meta pensando que ganará solo si el que está delante se devuelve, lo lógico es que se corra con la precisión y la decisión debida para pasar al que lleva ventaja y ganar la carrera.
La reelección tampoco es mala porque la prohíba la Constitución, porque si ese fuera el punto grave del caso, se hace una modificación y listo, con todo los conflictos políticos que esto pueda representar.
La reelección es mala, porque estamos en un país con una acentuada debilidad institucional, donde quienes hacen las leyes las ignoran y preñan jóvenes menores de edad y se hacen de la vista gorda para que impere el imperio del desorden en perjuicio de la mayoría.
La reelección es mala porque sabemos cómo se usan los recursos del Estado en una competencia desigual para apabullar con dinero y dádivas a líderes que saquen la cabeza y aspiren a darle al país una opción distinta.
La reelección no es buena porque donde no hay respeto por el derechos de los demás y la igualdad el que está en el poder hace lo prudente y no prudente para quedarse y eso es un pan de cada mayo en nuestro lánguido sistema político.
Y también desde la presidencia de la República se compran voluntades para hacer senadores y diputados, alcaldes y regidores.
La reelección es mala porque no deja espacio a la sensatez, los inteligentes y pensadores se vuelven tontos ante el poder político y el solo hecho de saber que pueden perder el globo y el hilo desata las pasiones y los intereses por encima de cualquier otro aspecto social.
La reelección es mala porque…
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