Una vez se supo del triunfo de Danilo Medina Sánchez, para ser el presiente de la República, desde el 16 de agosto del 2012 al 2016, ha brotado un optimismo el cual sobrepasa los límites del partido que lo llevó al poder, otrora PLD ortodoxo con apego a la moral y la ética política de su fundador Juan Bosch.
Las esperanzas de volver a tener un presidente con ciertos principios encaminados a los objetivos del profesor, renacen con el triunfo de Danilo, claro, está ese sentimiento, no es de aquellos que como dice el cantautor Juan Luis Guerra, en su tema “La Guagua”, se han llevado el ordeño de la vaca al bidón de las promesas.
Esos, con ocho años en el maná estatal, más bien, sirviéndose con la cuchara grande ahora están preocupados, porque no están seguros de que con Danilo, sus bonanzas mantengan su nivel de crecimiento, por aquello de que el nativo de Arroyo Cano-San Juan de la Maguana, se comprometió con “corregir lo que está mal”.
Para lo que hemos visto estos dos períodos de gobierno del PLD, encabezado por Leonel Fernández Reyna, corregir lo que está mal, debe significar entonces, no permitir más Cristóbal de San Clara en la administración pública, permeada por la corrupción el tráfico de influencia, la impunidad y el desbordante clientelismo político, doctrina contraria al llamado de don Juan.
Apenas han pasado días de la elección de Danilo, ya se propaga la fe, son muchos los que se suman a la espera de que el estratega que dice tener su propio librito para gobernar sea distinto al desobediente presidente Leonel Fernández Reyna que encarriló a una victoria con la fuerza del Estado, la misma que fuerza que según Danilo dijo, el 06 de junio del 2007 le venció en las internas.
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