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viernes, 13 de julio de 2012

"La música más que profesión es educación, un estilo de vida"

Máximo Laureano/ Acento.com.do
Diego, amante a su guitarra.
SANTIAGO, República Dominicana.- Diego, no olvida la osadía de su madre, Amada Zorrilla, quien se atrevió a comprar, su primer instrumento musical, con el cual lo encarrilaría por el arte, camino del cual no se aparta y llama al Estado a ser más diligente con estas enseñanzas, en las aulas.
La pasión Diego, era percusión, a los ochos años de edad, ya lo mostraba, en cualquier plataforma rígida que permitiera sacar algún sonido, incluía esto hasta la mesa del comedor, por lo cual muchas veces lo regañaron.
“Mi mamá la compró, apareció la oportunidad, yo quería estudiar en ese momento y mi querida madre compró ese instrumento que me enseñó el amor por la música”, cuenta.
Amada, no sabía si la trompeta que compró de oportunidad, por RD$ 1, 700.00, era el instrumento ideal para su hijo, luego lo escucharía tocar sus primeros temas, como los conocidos merengues tradicionales, “Juan Gomera”, “Juanita Morel” y la “Chiva Blanca”.
“Juanita Morel y esos merengues tradicionales tienen su gracia”, asegura.
Este primer aporte de su madre, quien además paradójicamente, trabajaba para que Diego estudiara ingeniería industrial, lo ha hecho fuerte en el trajín de formarse como músico profesional.
Además de tener el arte como forma de vida, es docente para las nuevas generaciones que se identifican con algún instrumento.
El joven artista con el talento para manejar instrumentos de viento, percusión, guitarra y otros aboga porque la enseñanza de la música se incluya como una asignatura de la matrícula curricular en las escuelas, para lograr que las nuevas generaciones entren en la cultura.
Diego toma su guitarra para mostrar al equipo de Acento.com.do, algunas de sus composiciones y cuenta que a pesar de lo difícil que resulta vivir de la música en término académico, cree que es un esfuerzo que vale la pena y del cual no se arrepiente, por las enseñanzas que deja en las aulas.
Pero no todo era de aplausos, para Diego, quien combinaba su pasión por la música y estudios en el Instituto de Cultura y Arte (ICA), con la responsabilidad de la hacerse ingeniero industrial en la Universidad Tecnológica de Santiago (Utesa), debió escuchar a personas como su padre Diego González y otros miembros de su familia decir que nada haría con ser músico.
“Muchas veces me encontré con esa situación, que dentro de la misma familia, me dijeron mira con la música tu no va a poder obtener dinero”.
Asegura que la música tiene dos vertientes en la que un profesional puede sentirse realizado, que es el aspecto académico y el aspecto de la explotación industrial o comercial.
“Cuando logras los niveles de profesionalidad en la música y puede dedicarte a la parte de la educación, ya sientes que auto realiza como músico y en la parte industrial cuando tienes la oportunidad de compartir tus creaciones, tu talento con el pueblo, con el público, también te sientes auto realizado”, asegura, el joven músico.
El versátil músico obtiene recursos de las clases que imparte en institutos independientes, pero además se define como un instrumentista, es decir que tiene la oportunidad de conseguir trabajo con muchos grupos artísticos, que requieren de sus servicios.
Mientras se toma un café y observa algunas de las figuras famosas del arte a nivel mundial, en cuadros colgado en las paredes del local donde fue entrevistado a Diego les brillan los ojos al explicar que estudió ingeniería industrial, profesión que nunca ha ejercido, la cual fue pagada, en parte con dinero que ganaba su madre, que también lo quería músico.
No se queja, con todo y lo difícil que es vivir de la música a nivel académico, celebra cada nota que toca, cada canción que canta y cada participación con los grupos que suelen contratarlos.
No niega que con la carrera de ingeniería pudo haberle dejado mejores resultados económicos en menor tiempo, pero asegura que prefiere la forma de vida que le da la música.
Con mucho orgullo Diego resalta haberse graduado de guitarrita clásico, ganar una mención en un concurso de música en Casa de Teatro, obtener el premio en un concurso de guitarra, segundo lugar en un concurso de letras y composición de guitarra.
Como trombonista, este joven dedicado a la música, ha sido pieza importante en la orquesta del ICA, la cual ha ganado ya varios premios en seis años de trabajo de forma conjunta, lo celebra como propio, es una verdadera satisfacción exclama.
Diego.

Diego describe está experiencia como un gran crecimiento en el espacio sinfónico, un esfuerzo en conjunto que le ha dado mucho aporte profesional del arte.
“Mi inquietud por la música inició a los 12 años cuando conseguí una trompeta que compró mi mamá, que la encontró de oportunidad”, relata Diego, quien agrega que ha valorado siempre este esfuerzo hecho por sus progenitora, el instrumento costó RD $ 1,700.00, con tristeza afirma ya no lo tiene, porque no pudo arreglarlo cuando se dañó.
“A los ocho años ya yo hacía sonido de percusiones en la mesa”, refiere Diego, quien asegura que se encamina alcanzar la profesionalizarse a un nivel que le permita mostrar sus obras al público, ya que sus aspiraciones son ser un gran músico académico.
El Diego, muchacho que viene de la comunidad de Los Gomes, en el municipio de Puñal, no es una figura de alfombras, pero alega que cosecha la grandeza que le ha dado haber hecho contacto a temprana edad con escritos, de Salomé Ureña, Rubén Darío y otros escritores.
Diego tiene sus patrones a seguir en música clásica, Juan Sebastián Bach, Jhon Williams, en guitarra, en música tropical, Rubén Blades, como trombonista, Glenn Miller.

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