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martes, 22 de julio de 2014

Vestidos de indios santiagueros inauguran calle “La Jungla” en protesta por obras serían reparadas en proyecto 2007-2010

 Manifestantes en la protesta para exigir el arreglos de sus calles, en el barrio Santa Lucía (La Mosca).

SANTIAGO, República Dominicana.- Las calles del barrio Santa Lucía (La Mosca) estaban contempladas en el proyecto de dignificación y transformación de las familias que residen al pie del depósito de basura de Rafey,  también se mejoraría su condición  sanitaria,  tendrían agua potable abundante y saneamiento ambiental, pero hoy nada de esto ha sido posible.

Pasaron los tres años  del proyecto 2007-2010 y corre la segunda parte del 2014 y muy pocos moradores de La Mosca saben qué pasó con el  dinero aportado por la Xunta de Galicia,  1 millón 600 mil euros, para  los trabajos,  promovidos en su momento como un plan modelo  para cambiar la  vida de quienes hoy viven en la misma o peor condiciones que antes.
Sobre el proyecto ha habido más cuestionamientos por el presunto mal del dinero, que soluciones a los problemas que motivaron el padrinazgo extranjero, la gente se queja y reclama  con vehemencia  que las autoridades locales y del Gobierno que rescaten la zona.
Protesta.
Foto: Máximo Laureano/Acento.com.do
Con vestimenta al estilo indígenas, voceros de grupos comunitarios de los barrios La Piña,  Ensanche Manuel, Santa Lucía (La Mosca) y otras comunidades de Cienfuegos, llevaron a cabo una inauguración simbólica de una calle, la cual rotularon con el nombre de La Jungla y recuerdan que  estas necesidades estaba en el proyecto con patrocinio internacional.
La inauguración de “La Jungla”, fue una protesta por el abandono de las autoridades del Ayuntamiento y el Gobierno Central a sus calles y otras necesidades de esta zona, víctimas de los daños ambientales por el mal manejo del depósito de basura conocido como el vertedero e Rafey.
Pablo Ureña, pastor evangélico y director del Programa Niños y otras voces comunitarias explicó que el problema genera dificultades sanitarias y de seguridad a los residentes de al menos cinco barrios,  los cuales tienen  las mismas características paupérrimas.
“Hace  20 años que venimos reclamando y en la zona donde inauguramos la calle hace tres años que  brigadas de la Corporación de Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN) dejó unos trabajos  a medio camino. Hemos entregado  dos comunicaciones al presidente de la República, en las cuales expresamos la situación y a la fecha no hemos recibido ninguna respuesta”, afirmó el predicador cristiano.
Foto: Máximo Laureano
Ureña y sus compañeros de lucha se quejaron de que no se les escucha, aún cuando  sus reclamos son permanentes y han hecho los contactos con las personas que están llamados a resolver los problemas de la gente.
“Deben saber que aquí vivimos seres humanos que no es posible que nos abandonen de esa manera, la gente vive enferma, cuando llueve es imposible transitar”, agregó el ministro evangélico.
¿Y dónde está el dinero de la Xunta?
Para 2010, se llegaba al final del proyecto de dignificación de la vida de los moradores del barrio  Santa Lucía (La Mosca), el proyecto patrocinado por la Xunta de Galicía, con una financiamiento de 1.6 millones de euros, había iniciado tres años antes, el objetivo era lograr la transformación de las familias de allí, pero pasó el tiempo, se esfumó el dinero y las necesidades se quedaron con la gente, según ha denunciado el pastor Pablo Ureña.
El proyecto fue llevado por la  Fundación Solidaridad, Junta de Asociaciones  Rafael Fernández Domínguez (Jacarafe) y la Fundación Loma y Salud (Fundelosa) y Cámara de Comercio  y Producción de Santiago, sus representantes alegan haber cumplido con sus respectivos compromisos, pero la gente de los barrios no lo ve así.
Además del arreglo de las calles, que es deuda pendiente, en el proyecto se contempló construir casas, para sacar a 56 familias de la cañada que cerca el vertedero y construir 489 baños.
“Los trabajos se dieron por terminado en 2010 y lo único que ha mejorado un poco es el servicio de agua potable”, explicó el pastor, motivador  de la protesta y la  sátira de la inauguración simbólica, de la calle “La Jungla”.

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