MÁXIMO LAUREANO
Infografía acento.com.do
Los dominicanos estamos muy lejos de ser una potencia económica como Japón y al paso que avanzamos la transformación no está a la vuelta de la esquina, bien nos queda vernos en el espejo de lo ocurrido en este país y hacer conciencia de lo que significa ser tocado por un sismo de una magnitud considerable, maremoto o tsunami.
En Japón hay una tragedia que ha tocado la sensibilidad de muchos pueblos en el mundo, la última cifra a la que tuvimos acceso en los periódicos internacionales cuenta 8, 450, personas fallecidas y unas 12, 000 desaparecidas, pero no hay dudas de que el drama pudo haber sido mayor, porque el movimiento telúrico, sobrepasó los niveles acostumbrados y seguido vino el tsunami devastador.
No obstante, como señalan expertos en el tema, la devastación en el en la costa del océano pacífico, en el país asiático, no es del tamaño del sismo ocurrido, por la avanzada cultura preventiva que se maneja allí, desde la educación inicial, una prevención con la que se vive a diario y se adopta como una práctica doctrinal.
En algunos programas informativos que he tenido la oportunidad de ver en los días sucesivos a la tragedia, analistas que tocaban el tema de la sensibilidad del pueblo japonés para encarar la situación, afirmaban que a pesar de la gran conmoción, no se veía el drama vivido en otras naciones, en las cuales sus habitantes han vivido experiencias similares.
Y no es que los japoneses no sientan dolor por lo ocurrido, nadie que pierde un pariente suyo en una tragedia como esta lo va a ignorar, el dolor y la impotencia de ver que se pierden vidas y se destruye lo material, es un sentimiento al que o escapa el ser humano.
Cuando los analistas tocan el tema, está claro que se preguntan y se responden, pues es conocido que esa cultura preventiva de Japón ha sido puesta a prueba, no han podido evitar una tragedia que es producto de un proceso de la naturaleza, pero al menos han logrado que el pueblo no pierda la calma y pueda afrontar lo ocurrido con sus respectivos efectos y las amenazas que asechan en una poderosa planta de energía nuclear.
Si bien en la República Dominicana, no somos una potencia económica, como Japón de algo debe servirnos el seguimiento que hemos dado a la catástrofe, pero no es con alarmas infundadas y retóricas de expertos trasnochados que vamos a aprender a encarar una situación de terremoto o tsunami, la base es crear conciencia de lo que debemos hacer como ciudadanos y ciudadanas.
Estamos obligados aprender de la organización no solo de Japón, sino de cualquier modelo que nos garantice seguridad, porque el fenómeno no lo podemos evitar, pero podemos buscar alternativas para salir de la situación, en caso de que se presente.
Japón está devastado y requerirá de cinco años al menos y un 4 % de su Producto Interno Bruto (PIB), para reparar los daños materiales, pues se habla de una suma de 166, 000.00 millones de euros para su reconstrucción, según datos de medios informativos a los que hemos tenido acceso en Internet.
Pero no duden mis amigos y amigas lectores que saldrán adelante, a los dominicanos lo mejor que nos puede pasar es que no pase, pero si pasa, debemos estar preparados para saber como mitigar los daños.
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