Se produjo un intento de asalto de un camión que cargaba las cajitas navideñas distribuidas por el presidente del PLD, Leonel Fernández
SANTIAGO, República Dominicana.-Doña Gloria llevó para su casa una sardina “Pica Pica”, lo único que pudo recoger del pavimento luego que la multitud intentó asaltar el camión con las dádivas navideñas repartidas por el ex presidente Leonel Fernández en Santiago de los Caballeros.
Como doña Gloria, miles de ciudadanos hicieron filas desde las 5:00 de la madrugada en la calle Lolo Pichardo en La Joya, para esperar las cajas, pero se fueron con las manos vacías. El desorden en el reparto de las cajitas navideñas pudo más que el hambre y la necesidad de miles de mujeres y hombres pobres que acudieron a recibir las dádivas del notable político, tres veces presidente de la República Dominicana y presidente del gubernamental Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Solo los ancianos con muletas y andadores, sentados en primera fila, recibieron un trato especial y pudieron recibir sin inconvenientes sus cajas, entregadas personalmente por Leonel Fernandez Reyna, quien llegó en medio de un mitin de campaña electoral adelantada.
No faltaban los coros a toda voz promoviento las aspiraciones presidenciales de Fernández para el 2020.
A la llegada de Leonel a las 11:00 de la mañana, todo parecía en orden, los agentes policiales, mantenían a raya a los hambrientos, sobre todo aquellos que buscaban pasarse de listos.
Atrás quedaban las quejas, llantos y lamentos de los hambrientos que cada año buscan las dádivas de los políticos para saciar el hambre por lo menos un día.
Entre sonrisas, selfies, abrazos y vítores de los hambrientos, estuvo el líder político, quien permaneció allí no más de cinco minutos.
A Leonel lo acompañaban sus leales “Los Sublevados de Leonel”, un grupo que encabezan, el ex director de la Coraasan, Hámlet Otáñez Tejada y los ex gobernadores de Santiago, José Izquierdo y Raúl Martínez.
Leonel llegó, se fotografió con los ancianos y se marchó y a su espalda quedó la intolerancia de los encargados de repartir las cajas. Los reconocidos líderes del barrio La Joya, como la regidora Luisa Mieses, también abandonaron el lugar.
La desesperación comenzaba a apoderarse de muchos de los presentes, pues no había nada seguro a pesar de estar cinco horas en una fila.
De inmediato se armó el sálvese quien pueda, empezaron los empujones, forcejeos y golpes para lograr la dádiva del presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD ).
Antes de llegar Leonel
Previo a la llega del ex presidente Fernández Reyna, la gente hacía de todo para no marcharse, porque la espera fue larga. Todos buscaban la comida de la Nochebuena.
Los agentes policiales repartían órdenes y en una plataforma estaban sentados los ancianos que esperaba al líder “pa’ la foto”. Los seguidores del ex mandatario arengaban y calmaban a los hambrientos. Unos se sentaban, otros incluso se dormían, porque habían madrugado, pero nada les quitaba la fe de conseguir una de las cajas que contiene un vino barato, un ponche, una latita de sardinas, arroz, azúcar y otros ingredientes para una comida modesta.
Después de irse Leonel
Una vez el ex mandatario se tomó las fotos con los ancianos y otros ciudadanos, dejó atrás una masa de personas desesperadas que fue imposible ordenar para entregar las cajas. Las cosas se salieron de control.
No hubo mediadores que parara a la multitud que se abalanzó hacia los camiones, provocando un caos que terminó en golpes entre los ciudadanos y un intento de asalto a los furgones.
No hubo forma de poner el orden, los agentes policiales se quedaron al margen y los hambrientos rompieron las filas y la emprendieron en contra de los repartidores de las cajas, quienes huyeron del lugar por temor a ser agredidos.
Mientras uno de los camiones avanzaba por la calle Independencia, una multitud lo siguió por varias cuadras e intentaban tumbar a los repartidores, quienes a su vez lanzaban algunas cajas, para dispersar a los hambrientos que se disputaban el contenido. Caían el pavimento las latas de sardinas, las fundas d arroz, algunas botellas con bebidas alcohólicas que se quebraban y se convertían en peligrosos trozos de vidrio filoso.
La multitud corrió hasta la avenida Hermanas Mirabal y llegó hasta la intersección de las avenidas Presidente Antonia Guzmán, Imbert y Las Carreras, todo con la esperanza de que los repartidores detuvieran el camión.
Allí estaba doña Gloria, con su “pica pica” en las manos parada frente a los bustos de las hermanas Mirabal, rezongando que era una injusticia lo que habían hecho con los ciudadanos que esperaban las cajas de comida desde la madrugada.
Antes de llegar al barrio La Joya, el presidente Leonel Fernández estuvo en el barrio de Pekín en la zona sur de Santiago de los Caballeros, donde el panorama fue muy parecido. Pero no permaneció por mucho tiempo. Su lujosa yipeta marchó ráuda rumbo a la ciudad capital de la República Dominicana.
Atrás quedaban las quejas, llantos y lamentos de los hambrientos que cada año buscan las dádivas de los políticos para saciar el hambre por lo menos un día.
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